En Hiroshima, víctima en 1945 del primer bombardeo atómico de la historia, los dirigentes del G7 anunciaron el viernes un endurecimiento de sus sanciones a Rusia.
Los dirigentes mostraron su preocupación por el aumento del poder económico, diplomático y militar de China, en un contexto de tensión entre Washington y Beijing.
Pero también aseguraron querer “relaciones constructivas y estables” con el gigante asiático, subrayando “la importancia de comprometernos con franqueza”.
En su comunicado, los dirigentes del G7 mostraron su “oposición” a cualquier “militarización” china en la región Asia-Pacífico, asegurando que no existe “fundamento jurídico” para las “reivindicaciones marítimas expansivas” de China.
Además, reiteraron que la “paz y la estabilidad” en el estrecho de Taiwán es “indispensable” para la seguridad mundial.
Esta declaración es el fruto de negociaciones entre países como Estados Unidos, que defiende una posición más firme, y otros del lado europeo que insisten en evitar todo clima de “confrontación”.
Los países del G7 quieren diversificar sus cadenas de suministro para depender menos de China en particular, y advirtieron contra todo intento de “coerción económica” sin nombrar directamente a China en un comunicado.