Un tribunal de Hong Kong impuso el sábado penas de hasta siete años de cárcel contra 12 manifestantes que asaltaron la sede legislativa de la ciudad durante las protestas prodemocracia de 2019.
Fue el episodio más violento de la fase inicial de las protestas que durante meses sacudieron este centro financiero, donde Beijing terminó imponiendo una ley de seguridad nacional que aplacó la disidencia.
Cientos de manifestantes entraron en la sede legislativa en la noche del 1 de julio de 2019, rompiendo ventanas y haciendo pintadas en el edificio en el 22º aniversario de la retrocesión de esta antigua colonia británica a China.
Un total de 14 personas fueron acusadas de disturbios -castigado con penas de hasta 10 años de cárcel- y otros delitos como daños criminales o allanamiento de la sede legislativa.
Doce de ellos fueron declarados culpables por disturbios. Este sábado, el tribunal anunció para ellos penas de cárcel de seis años y medio y siete años, que serán reducidas a entre 54 y 82 meses por distintos atenuantes como la confesión de los hechos.
Dos experiodistas acusados fueron absueltos de disturbios, pero recibieron una multa de 1.500 dólares hongkoneses (190 dólares) por “entrar o quedarse en la cámara del Consejo Legislativo”.
“Además del daño cometido contra el edificio, el asalto tuvo un significado simbólico (…) desafiando al gobierno de Hong Kong y debilitando su gobernanza”, afirmó el juez adjunto Li Chi-ho.
Después de conocer la sentencia, los acusados saludaron con las manos al público, donde había amigos y aficionados llorando.
Las masivas protestas de 2019 se desencadenaron por un proyecto de ley del gobierno, finalmente archivado, que hubiera permitido la extradición de sospechosos a China continental.
Pero el movimiento se convirtió en una reivindicación de la democracia y el sufragio universal en este territorio semiautónomo de China.
Más de 10 mil personas fueron detenidas en el intento del poder de aplacar las protestas.