Texas.- Un aluvión de llegadas a la frontera antes de que expiraran las restricciones al asilo asociado a la pandemia, unas medidas conocidas como Título 42, puso una presión extraordinaria sobre el sistema. La Patrulla Fronteriza detuvo a una media de 10 mil 100 personas al día la segunda semana de mayo, en comparación con la media diaria de 5 mil 200 personas en marzo.

La Patrulla Fronteriza tenía 28 mil 717 personas bajo custodia el 10 de mayo, un día antes de que expirasen las restricciones de la pandemia sobre el asilo. Era el doble que dos semanas antes, según un documento judicial. Para el domingo, la cifra había caído un 23%, a 22 mil 259, aún por encima de lo normal.

La capacidad de los recintos es de unas 17 mil personas, según un documento del gobierno del año pasado, y las autoridades han ido añadiendo grandes carpas provisionales como una en San Diego inaugurada en enero con espacio para unas 500 personas.

Los que cumplen los requisitos para ser liberados y solicitar asilo son procesados ​​para llevar su caso a cortes migratorias, lo que toma entre 90 minutos y dos horas para un adulto y más tiempo para familias. Ese trámite crea importantes cuellos de botella en el proceso.

En cambio, libere a alguien con instrucciones de que se presente en una oficina de inmigración en un plazo de 60 días, una práctica habitual en 2021 y 2022, toma apenas 20 minutos. Un juez federal en Florida que acabará con esas liberaciones rápidas en marzo también bloqueó un intento del gobierno de reanudarlas la semana pasada, en lo que las autoridades describieron como una medida de emergencia necesaria dado el hacinamiento en sus recintos.

En medio de la oleada de gente de este mes, cientos de migrantes durmieron en el suelo, muchos durante días, en territorio estadounidense entre dos muros fronterizos en San Diego, mientras cientos más acampaban en una remota zona de montaña al este de la ciudad en chozas hechas con ramas.

La agencia proporcionó una dieta escasa de agua y patatas fritas o barritas de avena. Pedro Rios, director del programa en la frontera de México y Estados Unidos en la organización American Friends Service Committee, dijo que la Patrulla Fronteriza le dijo que llamara al 911 cuando los voluntarios encontraron entre los dos muros a un bebé de ocho meses “apático y con vómitos”.

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