El seleccionado mexicano peleó en todos los rincones de la cancha del estadio Lusail, corrió cada metro del área verde y se plantó con firmeza ante la selección albiceleste, pero no le alcanzó. Los partidos los ganan quienes meten los goles, y México no hizo eso.

Gerardo ‘Tata’ Martino, seleccionador de México, cambió su esquema de cara al trascendental partido frente a Argentina al colocar defensa de cinco, con Néstor Araujo entrando por Edson Álvarez para ocupar la línea de tres centrales, y sin un delantero fijo. De ahí la falta de gol mexicano.

Por eso, Henry Martin, Raúl Jiménez y Rogelio Funes Mori vieron el inicio del encuentro desde el banquillo, mientras que Andrés Guardado tuvo sus primeros minutos en su quinto mundial.

El once inicial de México lo formaron: Ochoa; Kevin Álvarez, Néstor Araujo, César Montes, Héctor Moreno, Jesús Gallardo; Héctor Herrera, Andrés Guardado, Luis Chávez; Hirving Lozano y Alexis Vega.

La alineación de Argentina: Dibu Martínez; Montiel, Otamendi, Lisandro, Acuña; De Paul, Guido Rodríguez, Alexis Mac Allister; Messi, Lautaro y Di María.

Habría que meterse en la mente del entrenador del seleccionado mexicano para imaginar su estrategia, sin delantero central, quizá en un intento de no recibir gol y encerrarse en su cancha. No funcionó.

Dos goles de Lionel Messi y Enzo Fernández le recordaron a Martino que los juegos no los ganan quienes juegan más bonito, o quienes tienen más el balón, a veces ni siquiera lo ganan quienes merecen ganarlo, sino quienes empujan el balón al fondo de la red.

Dura lección para la escuadra mexicana, quien ahora intentará hacer que Arabia Saudita pague los platos rotos y esperar a que las matemáticas le ayuden a pasar a ls siguiente ronda.

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