Por Fernanda Ortiz Hernández
Human Rights Watch (HRW) denunció el uso de fósforo blanco en la ofensiva de Israel contra Gaza el pasado 10 de octubre. El uso de esta arma ha sido condenado por diversos organismos internacionales, pues incluso está prohibida en la guerra.
HRW no fue la única ong en acusar al ejército israelí de atacar con dicha sustancia química a las comunidades de Palestina. El Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional también advirtió sobre los devastadores efectos que podría generar en la población.
¿Qué es el fósforo blanco y por qué está prohibido?
De acuerdo con el Centro de Estudios por la Paz de Francia, el fósforo blanco es una sustancia química tóxica que arde de manera espontánea en contacto con el oxígeno. Incluso es catalogada como un arma de destrucción masiva.
Contiene un nivel de toxicidad elevado que en las personas puede provocar la muerte o quemaduras muy profundas que alcanzan órganos internos.
Si bien el fósforo blanco no está prohibido por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), ha sido cuestionado por muchos expertos que la consideran un arma especialmente dañina para la población.
Durante los últimos años se ha buscado incluirla en el reglamento de prohibición de la OPAQ.
Sin embargo, algunos gobiernos que la poseen argumentan que si es utilizada en un contexto exclusivamente militar -sin intención de ser usado como agente tóxico contra civiles- no debe limitarse su uso en artillería.
¿Qué daños provoca el fósforo blanco?
La OPAQ indica que el fósforo blanco arde a temperaturas extremadamente elevadas al contacto con el aire. Su quemadura penetra los tejidos y ocasionar dolores y lesiones que afectan de por vida a quien las padece.
A diferencia de otras armas químicas, la combustión del fósforo blanco no puede extinguirse con agua.
Amnistía Internacional refiere que dicha sustancia es utilizada para incendiar las viviendas y también se emplea para llevar a cabo un envenenamiento masivo.
foh