Después de dos semanas maravillando en las pistas de Nueva York, la británica Emma Raducanu, de 18 años, y la canadiense Leylah Fernández, de 19 recién cumplidos, disputarán el sábado el título del Abierto de Estados Unidos en la final más joven desde 1999.
Talentosas, osadas y multiculturales, ambas tenistas se han adelantado a su generación y han tumbado en Nueva York a toda ganadora de Grand Slam o eterna aspirante que se les ha puesto en el camino.
Fernández, que ha batido a tres integrantes del top-5 de la WTA, y Raducanu, la primera finalista de un Grand Slam partiendo desde la fase previa, protagonizarán la final más joven desde que Serena Williams (17 años) venció a Martina Hingis (18) en el US Open de 1999.
“Será un partido duro, sin duda. Ella está jugando un gran tenis”, dijo Raducanu, número 150 del ranking de la WTA. “Pero creo que yo también estoy jugando un muy buen tenis. Estoy emocionada por jugar”.
“No hay límite para mi potencial, para lo que puedo hacer”, dijo Fernández, hija de un exfutbolista ecuatoriano. “Cada día tenemos que seguir trabajando duro, tenemos que seguir yendo a por ello. Nada es imposible”.
Ambas jugadoras, que se conocen y han sido rivales desde pequeñas, han batido récords de precocidad en Flushing Meadows, donde la afición neoyorquina las adoptó como favoritas absolutas.
Nacida en Canadá y criada desde los dos años en Londres, Raducanu tendrá la oportunidad de ser la primera británica que gana un título de Grand Slam desde Virginia Wade en Wimbledon en 1977.
Por el momento esta valiente jugadora, que no ha cedido un solo set en nueve partidos en Nueva York (contando la fase de clasificación), es la finalista de un Grand Slam más joven desde Maria Sharapova en 2004 con 17 años, pero apenas es dos meses menor que Fernández.
“No estaba muy segura de cómo iba a ser mi juego”, admitió Raducanu. “Mi nivel de tenis me ha sorprendido por la forma en que he conseguido enfrentarme a algunas de las mejores jugadoras del mundo”.
“Sabía que tenía algún tipo de nivel dentro de mí que era similar al de estas chicas, pero no sabía si era capaz de mantenerlo durante uno o dos sets (…) Poder jugar contra las mejores jugadoras del mundo y ganarles, sinceramente no me lo puedo creer”, dijo Raducanu, que se niega a dejarse llevar por las expectativas que ha generado en su país y el mundo del tenis.
“Vengo de la fase de calificación, técnicamente no tengo presión”, sostuvo con una sonrisa.
– “Juegan sin miedo” –
Fernández, por su parte, atrajo los focos al eliminar a la japonesa Naomi Osaka, vigente campeona del US Open y número tres mundial. Después, para asombro general, despachó a la quinta del ranking, Elina Esvitolina, y en semifinales a la segunda, Aryna Sabalenka.
“Creía en mi juego, pero esto también me ha servido para creerme que puedo ganar contra estas jugadoras top”, dijo Fernández, número 73 del ranking mundial y que ganó su primer título WTA en marzo en Monterrey (México).
Ambas finalistas, que se han seguido de reojo durante su mágico recorrido por Flushing Meadows, se conocen desde que competían en torneos para menores de 12 años.
“Desde entonces, ambas hemos llegado muy lejos en nuestros juegos y como personas”, explicó Raducanu. “Estoy segura de que va a ser muy diferente a la última vez que nos vimos. Pero ambas estamos jugando un buen tenis, así que será un buen partido”.
“Las dos son jóvenes. Juegan sin miedo. No tienen nada que perder jugando contra nosotras”, explicó la griega Maria Sakkari, quien cayó ante Raducanu en sus segundas semifinales de Grand Slam.
Raducanu, que podría convertirse en la primera campeona del US Open que no cede un set desde Williams en 2014, se muestra tan feliz como humilde ante sus logros.
“Estoy segura de que cuando sea mayor o tenga más experiencia, me pasará lo mismo”, auguró. “Las tornas cambiarán. Algunas jugadoras más jóvenes saldrán adelante”.
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