Washington.— Las elecciones de medio término en Estados Unidos confirmaban, al menos en la Cámara de Representantes, el panorama más pesimista de los demócratas: la marea roja se imponía, mientras en el Senado se mantenía una reñida competencia hasta el cierre de esta edición.
Los resultados, particularmente en los estados más competidos, podrían tardar días en llegar, una realidad que genera preocupación por la posibilidad de que la desinformación y las teorías de la conspiración generen tensiones o incluso brotes de violencia.
Las elecciones son también un referéndum al gobierno del presidente demócrata: la inflación y los problemas económicos fueron mencionados por los electores como su prioridad, una mala noticia para la administración. En segundo lugar se ubicaba el tema del aborto. En los estados donde había un candidato defensor del derecho a la interrupción del embarazo se confirmaba el voto por el partido azul. Florida fue uno de los casos más claros del tsunami republicano, con el triunfo indiscutible del gobernador Ron DeSantis y del senador Marco Rubio.
DeSantis se consolidó como una de las figuras más fuertes del Partido Republicano de cara a las presidenciales de 2024, una situación que podría enfrentarlo con el expresidente Donald Trump, quien se prevé oficialice pronto su candidatura.
También fue una buena noche para el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, quien se impuso al demócrata Beto O’Rourke, quien venía acercándose en las encuestas, pero no logró superar a su contendiente.
En Nueva York, bastión tradicional demócrata, la gobernadora Kathy Hochul logró una simbólica victoria frenta al republicano Lee Zeldin, quien también se acercó peligrosamente a ella en las encuestas.
Hochul, primera mujer en encabezar el gobierno neoyorquino, llegó al poder en 2021, tras la renuncia del gobernador Andrew Cuomo. Durante la campaña se mostró como una firme defensora del derecho al aborto, e incluso proclamó a Nueva York como “estado refugio” para todas aquellas mujeres que desean interrumpir sus embarazos.
Los demócratas arrebataron a los republicanos al menos dos gubernaturas: la de Maryland y la de Massachusetts, que tendrá en Maura Healey a su primera gobernadora abiertamente homosexual.
En la Cámara Baja, donde estaban en disputa los 435 escaños, los republicanos arrebataron a los demócratas varios de ellos, como estaba previsto. Hasta anoche, acumulaban 219 escaños, contra 204 de los demócratas, según el recuento de The New York Times. Para tener la mayoría se requieren 218. La famosa aguja del Times que indica hacia dónde va la balanza se inclinaba, en esta cámara legislativa, hacia el bando rojo, con más de 70% de probabilidades de quedar en sus manos.
La situación es más compleja en el Senado, donde los demócratas defendían cada escaño con uñas y dientes. Hasta anoche, los republicanos acumulaban 49 asientos, por 48 de los demócratas, según el Times. Para lograr la mayoría, se requiere de 51 escaños, o 50, en el caso de los demócratas, porque el voto de desempate lo tiene la vicepresidenta Kamala Harris. Tres estados definirán la victoria de uno u otro partido: Georgia, Pennsylvania y Nevada, pero las contiendas se mantenían cerradas.
Uno de los escaños clave que peleaban los republicanos era el de Nueva Hampshire. Sin embargo, terminó imponiéndose la senadora progresista Maggie Hassan.
El presidente Joe Biden llamó por teléfono a algunos de los ganadores de su partido para felicitarlos. Trump hizo lo propio con los republicanos, pero se atribuyó los logros. En una entrevista difundida con la cadena NewsNation, Trump consideró que si los republicanos ganan, “debería llevarme todo el crédito. Si pierden, no se me debería echar la culpa para nada”.
La jornada electoral transcurrió en calma, excepto por algunos casos como Arizona, donde una falla de impresión en 60 centros de votación del condado más poblado, Maricopa, causó retrasos en la votación. En otros lugares, como Pennsylvania, las boletas se acabaron y tuvo que extenderse la votación.