Por José Quezada
El sociólogo y académico chileno Alberto Mayol ha señalado en más de una columna, en el medio “BioBio”, la contradicción entre el Estado a la hora de combatir el narcotráfico y la apología de la narcocultura que representa la presencia del cantante y compositor de corridos tumbados Peso Pluma en el cierre del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, el 1 de marzo. Dicha contradicción, que recalca Mayol, quien fue precandidato a la presidencia de Chile en 2017 por la coalición de izquierda Frente Amplio, radica en que “la marca Festival de Viña y el lugar en el que se desarrollan siguen siendo bienes públicos”, explica desde España.
La Municipalidad de Viña del Mar entabló un contrato de unión temporal, de 2018 a 2022 con la Televisión Nacional (TVN) de Chile como concesionaria para “el uso de escenario, camarines, tribunas e instalaciones de Teatro al Aire Libre de la Quinta Vergara de Viña del Mar y otros sectores para organizar, producir, realizar y transmitir exclusivamente por radio, televisión e Internet” (medios abiertos y privados; al interior de Chile y en el extranjero) el Festival de Viña.
La concesión en la actualidad la tienen, dice Mayol, TVN y Canal 13 (TVN es emanado del estado, dice, pero se comporta como un particular que tiene que autofinanciarse); el contrato tuvo una prórroga, pero este año se presentan las bases de licitación para el próximo periodo. “Si bien hay subcontratación, no le quita responsabilidad al Estado”.
Ha sido puntual al señalar la contradicción de Chile
Es algo de varios Estados, también en México ha tocado en muchos eventos públicos. En ciertos países ha ocurrido esto y tal vez no hay una conciencia suficiente de que el narcotráfico no sólo es crimen organizado. El narcotráfico es exactamente el principal competidor del Estado en sus funciones esenciales: en primer lugar, el control territorial, la soberanía, el imperio de la ley en un territorio denominado; en segundo lugar, el monopolio legítimo de las armas. El narcotráfico impugna esas dos funciones del Estado, no puede funcionar si no toma control territorial de barrios y zonas completas, rurales y urbanas. No puede operar sin eso, y no puede operar sin el masivo uso de armas de alto calibre, de gran alcance. Las dos características hacen que el Estado deba tener particular celo respecto al narcotráfico. Las medidas que se deben tomar deben ser más gravosas, más sofisticadas que las actuales.
¿Y si la iniciativa privada llevara a Peso Pluma?
No pasaría nada. Hay que hacer compatibles derechos y obligaciones. Hay un derecho a la libertad de expresión; por tratar de cortar a Peso Pluma y otros apologistas del narco se podría generar un defecto de textura cultural de la sociedad; podría privarse a las personas de muchas cosas y podrían llegar a prohibirse obras de muy alto valor. Lo que no puede ocurrir es que, por ejemplo, tú, como Estado, financies a un artista que viene y dice una apología a la pedofilia, ¿no sería polémico? Pero sí llega un artista y hace apología al narcotráfico, cuando se está pasando por una crisis.
Hoy hay asesinatos en Chile por doquier debido al narcotráfico; el crecimiento en Ecuador es una señal muy clara de cuando no tomas decisiones a tiempo; y en pocos años pasó de la situación de plena normalidad a una situación de imposibilidad de acción del Estado.
Después de mi columna se han presentado tres proyectos de ley. El que más me gusta propone que quienes quieran organizar un festival asociado a la narcocultura, simplemente deben hacerse cargo, en lo penal, en lo civil y en los gastos de seguridad, respecto al evento, que no puede estar subvencionado. Lo que está pasando aquí es que nadie se hace cargo de la responsabilidad de la invitación ni de sostenerlo después de la polémica
Vivimos en un tiempo de censores y, al mismo tiempo, se requieren ciertos límites
Soy muy contrario a la cancelación de artistas. No hay nada que me parezca más equivocado que generar condiciones de censura. Pero hay una cosa que es muy simple, ¿Estamos realmente escuchando la expresión original de Peso Pluma o, como él dice, mucha de su música original era por encargo? Hay una industria musical que lo defiende por todo lo alto, una industria musical que necesita gente que venda y el muchacho vende un montón. Lo que me preocupa es que quienes están en política y se preocupan de cómo combatir el narcotráfico no se preocupen de saber que ese mensaje está permitiendo a muchos niños formarse con la idea de que esta vida corta, excitante, apasionante llena de lujos, riqueza, mujeres y drogas es la vida que ellos quieren vivir en vez de la aburridísima vida de una persona que tiene que ir a trabajar, que tiene que ir a una oficina, con horarios larguísimos en América Latina para terminar con un mal pago y una pensión miserable.
¿Estamos diciendo que importa más el dinero?
El tema del dinero es muy importante. ¿Qué es lo que contestó Viña? Dijo que el contrato no se puede rescindir. Por supuesto que no, no existe un contrato que no se puede rescindir. Hay rescisiones que cuestan. El caso Peso Pluma nos pone en una situación límite, lo que es lamentable no es si elegimos o no a Peso Pluma, sino que elegimos el dinero. Lo mismo que eligen los niños que se meten al narco después. ¿Cómo le vamos a decir al mundo que estamos luchando contra el narcotráfico cuando nos ponen por delante el dinero y decimos que sí? La pregunta es: ¿vamos a hacer de Peso Pluma el chivo expiatorio o es el punto donde se anuda el problema moral de las familias? Es el caso chileno pero se expandió por todo el continente, por México, Estados Unidos, España; es una polémica que se extendió por una razón sencilla: esta discusión, dentro de cualquier lugar, es central. Todo lo que pasa afuera, los crímenes, se reduce a un momento en el cual una familia dice: ¿cómo yo protejo a mis hijos de esto? No estamos hablando de Peso Pluma, sino de un hogar y un Estado que cuando dice que va a actuar contra el narcotráfico no es capaz de actuar para ese hogar, sino que sólo puede detener, a veces, a un narcotraficante o requisar droga. Pero el fenómeno de fondo no lo controla, ¿cuál es el problema de fondo? Que creen que el colegio, en América Latina, no sirve de nada; que creen que el camino es la droga para evadir la realidad horrible o para trabajar. Esa es la realidad. Esta polémica logró entrar en el hogar de todos nosotros.
¿Cuál es la imagen que hay de México en el extranjero?
En México se juntan diferentes variables. Por tener al principal consumidor, que es Estados Unidos, a un lado, es un lugar donde iba a suceder el paso de droga y altos niveles de organización criminal. Si sumas a ello que la maquila demanda trabajo femenino, no masculino, y genera hombres que tienen que defender su honor laboral encontrando algo más interesante que hacer, formando especies de tribus de carácter masculino, el resultado es un coctel sociológico evidente.
México tiene muchos años de liderazgo en América Latina y le pasa menos, pero también le pasa, cierta sensación de sospecha. Yo estoy en una zona del Mediterráneo donde se comenta mucho que están bajando las visitas a América Latina, en general, por el tema del narco. Eso va a terminar golpeando a un México que, durante más de 100 años, construyó un peso cultural sobre toda América Latina, representándola para el mundo. Nos tendríamos que acostumbrar a que en un momento límite lo mejor que podríamos hacer es mirar a la cara al narcotraficante y decirle, por ejemplo: disculpa, yo no le voy a decir a la policía que se vaya, yo te pido que te vayas… Esa línea divisoria es crucial para el crimen organizado, si mueven la línea un poco más allá, para el juez y la policía corruptos es más fácil. La división normativa crucial.
¿Cómo absorbe la cultura pop la narcocultura?
Sobre el mundo del crimen ha habido mucha creación, pero cuando un conjunto de artistas hace apología del narcotráfico es otra cosa. Lo que promueven es el sexo vacío; para vaciar más al sexo, vienen a promover la prostitución, el vaciar de deseo del macho hacia mujeres muy lindas y caras; la compra de ropa de marca y los automóviles más caros del sistema; y que lo más importante, por lejos, es el dinero y la excitación de disfrutarlo, sin importar los riesgos. Se parece muchísimo a una sociedad que está en contra de cosas tan aburridas como pagar los impuestos y acceder a beneficios sociales.