Cleveland, Texas.— La policía aún busca a Francisco Oropesa, un mexicano acusado de matar a cinco hondureños, entre ellos un niño, quienes le habían reclamado por el ruido que hacía al disparar un rifle en su jardín. Más de 200 policías locales y federales lo buscan en este estado, donde abundan las armas y la portación está liberada.

En el condado de San Jacinto, donde ocurrieron los hechos, las autoridades ofrecen 55 mil dólares por información que lleve a su paradero. El FBI ofrece 25 mil.

Considerado armado y peligroso, “puede estar en cualquier lugar”, advirtió el fin de semana el sheriff Greg Capers, a cargo de la investigación.

Autoridades informaron ayer que Oropesa había sido deportado en cuatro ocasiones de EEUU antes de volver a entrar irregularmente al país la última vez.

Una fuente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) dijo a EFE que el 16 de marzo de 2009 un juez de inmigración ordenó la expulsión de Francisco Oropesa Pérez-Torres, de 38 años, y que un día después fue deportado a México. Más tarde, Oropesa volvió a ingresar a EU y fue detenido y deportado por el ICE en septiembre de 2009, enero de 2012 y julio de 2016.

Según Ramiro Guzmán, hermano de una de las víctimas, el viernes por la noche la familia Guzmán estaba en su casa en la ciudad de Cleveland, cuando se escucharon tiros que el vecino realizaba desde su jardín.

Según Ramiro, llamaron al 911, pero demoraron en llegar y a través del enrejado que dividía sus casas, le dijeron a Oropesa que por favor disparara en otro lado. “Pensamos que se iba a molestar si le decíamos que no disparara, así que le dijimos que no disparara cerca de nuestro jardín”, pero se enfureció, entró en la casa de la familia y abrió fuego. Algunos lograron esconderse o corrieron hacia los matorrales. Cuando la policía llegó, Oropesa ya no estaba, explicó Ramiro.

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