Por Nicolás Schiller Solti
Ni el sabor de la carne asada, el cabrito o la cerveza para calmar el calor que baja de las montañas de Nuevo León se compara con el sabor de ganarse el boleto a una final de la Liga MX en un clásico. Y si es de visita… mejor.
Tigres mostró resiliencia, paciencia y garra para asaltar la casa de un súper líder gris y sin ideas. Los felinos se llevaron el orgullo y estarán en una final de Liga MX después de cuatro años.
La tensión generada por lo que estaba en juego derivó en un primer tiempo sin sabor. Tigres respetó al Monterrey y los locales no mostraron apuro en atacar. Fuera de un cabezazo de Germán Berterame al minuto 15, no hubo tiros a portería en los primeros 45 minutos.
El equipo de Robert Dante Siboldi se adueñó de la posesión y buscó hacer daño a través de Jesús Ángel Garza por costado derecho; sin embargo, la defensa menos goleada en la Liguilla desvió toda señal de peligro del área albiazul.
En la segunda parte los Tigres encontraron el premio a la búsqueda incesante del gol. La gran figura auriazul de la fase final, Sebastián Córdova (79’) convirtió de cabeza para enmudecer un Gigante de Acero repleto y darle el 1-0 a los de San Nicolás.