Steven Youngs nunca tuvo un ataque al corazón, pero estuvo cerca, informó CBS News.
“Sentí una fuerte presión en el pecho y pensé: ‘uh oh’”, contó Youngs.
Una visita al médico el verano pasado confirmó una obstrucción severa en sus arterias.
“Ahora soy el orgulloso dueño de un stent de 4 mm por 14 mm en mi arteria principal. Estaba 95% bloqueada. Básicamente, era un ataque al corazón esperando a suceder”, dijo.
El susto fue una llamada de atención. Las enfermedades cardíacas matan a más personas que todos los tipos de cáncer y accidentes combinados.
Youngs estaba agradecido por la detección temprana, pero no sabía qué hacer después.
“No quiero que esto vuelva a pasar. Necesito un cambio. ¿Qué hago?”
Encontró la respuesta en un centro de rehabilitación cardíaca intensiva, el primero de su tipo en Twin Cities.
“Estamos aquí para dar herramientas y construir autoconfianza”, explicó Erin Cuta, gerente del programa. “Eso es lo que hace la rehabilitación cardíaca.”
El programa educativo dura entre 12 y 18 semanas y ayuda a los pacientes a manejar su medicación, actividad física, salud mental y alimentación. A diferencia de otros centros, este incluye una cocina comercial y un dietista para guiar a los pacientes en su nueva alimentación saludable.
“Uno de los objetivos de nuestras clases de cocina es exponer a los pacientes a alimentos que quizá no han probado antes”, dijo Jennifer Guptail, dietista registrada. “Aquí pueden saborearlos, ver cómo se preparan y asegurarse de que les gusten antes de incorporarlos a su dieta.”
A pesar de que solo el 30% de los pacientes elegibles asisten a rehabilitación cardíaca, Youngs fue el primero en inscribirse cuando el centro abrió en agosto del año pasado. Ahora ha perdido 10 libras y se siente más seguro al hacer ejercicio y preparar sus propios alimentos.
“Con un 95% de obstrucción, pude haber colapsado. Y tal vez no lo habría contado”, reflexionó.
Hoy, insta a cualquiera que sienta opresión o dolor en el pecho a consultar a un médico. Podría salvar su vida.