Unas impactantes imágenes tomadas desde un drone mostraron grietas masivas en una carretera en Kahramanmaras, cerca del epicentro del devastador terremoto que azotó Turquía y Siria hace una semana.

La localidad turca fue una de las más golpeadas por el sismo. Allí se instalaron 30.000 tiendas de campaña y hay 48.000 damnificados en escuelas y otras 11.500 personas albergadas en centros deportivos.

En Kahramanmaras hay cientos de equipos de rescatistas desplegados, pero en siete zonas de la provincia los socorristas terminaron sus labores.

Sigue la búsqueda de sobrevivientes

Mientras tanto, usando cámaras térmicas y palas, los rescatistas seguían buscando el lunes al menos a dos sobrevivientes en las ruinas de un edificio dañado.

“Los vimos ayer, los vimos hoy, todavía están vivos, todavía están en muy buenas condiciones”, dijo a Reuters el jefe del equipo voluntario de atención médica de Turquía, Burcu Baldov, y agregó: “Es ya es un milagro”.

Durante más de 24 horas, los rescatistas han estado trabajando en la remoción cuidadosa de escombros, profundizando su túnel y, por lo tanto, acercándose poco a poco a los sobrevivientes.

“El edificio por dentro está muy peligrosamente colapsado… Así que en Turquía decimos que estamos ‘cavando con las uñas’, uno por uno, despacio, despacio, despacio”, dijo Baldov.

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El balance confirmado del sismo es de 35.224 muertos, 31.643 en Turquía y 3.581 en Siria, lo que convierte a este cataclismo en el quinto más mortífero desde el inicio del siglo XXI.

La ONU denunció el fracaso del envío de ayuda para Siria, un país ya devastado por más de una década de guerra.

En Siria el registro de fallecidos permanece estable desde hace días, por lo que el balance puede subir y con cada día que pasa disminuyen las posibilidades de encontrar supervivientes.

Lugares de culto destruidos

La ciudad turca de Antakya, una localidad milenaria, conocida como Antioquía en la Antigüedad, también quedó arrasada y el terremoto derribó la mezquita más antigua del país.

“Este lugar tiene un significado muy importante para nosotros”, dijo suspirando Havva Pamukcu. “Era un lugar preciado para todos nosotros, turcos y musulmanes. La gente tenía la costumbre de venir aquí ante de hacer el peregrinaje a la Meca”.

A pocos metros, una iglesia ortodoxa fundada en el siglo XIV – y reconstruida en 1870 tras un anterior terremoto – perdió todos sus muros.

En la ciudad, los equipos de retirada de escombros comenzaron a trabajar y a instalar de baños de emergencia, y un reportero de la AFP dijo que volvió la señal de telefonía.

Antakya es patrullada por un nutrido contingente de policías y militares para evitar los saqueos que se produjeron durante el fin de semana.

El vicepresidente turco, Fuat Oktay, dijo el domingo que 108.000 edificios fueron dañados en toda la zona afectada por el sismo y que 1,2 millones de personas están siendo albergadas en habitaciones estudiantiles y 400.000 damnificados fueron evacuados de la región.

En Turquía crece la indignación por la mala calidad de los edificios y la respuesta gubernamental.

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