¿Quién no quisiera quedarse en las películas un poquito más de lo que duran? Poder explorar sus paisajes, meterte en sus historias, ser uno de sus personajes, correr por los pasillos de Gryffindor, ir a un juego de Quidditch o, mejor aún, ser parte de uno de los juegos y enfrentar a los dementores a bordo de una escoba que manejas y dominas sin saber cómo. O mejor aún, viajar a Jurassic World, convertirte en quien explora ese mundo lleno de seres que ya no habitan más la tierra, y que gracias a esta película de ciencia ficción volvieron a existir.
Qué maravilla el sonido de esos animales pequeños y gigantes, apareciendo en medio de la balsa en la que navegas, confundiéndose entre las plantas, verles en sus tamaños reales, escucharlos comunicarse, hacerse presentes. Sí, qué ganas de quedarse en las películas un poquito más, de ser parte de ellas y sentir en tu propia piel el miedo, la adrenalina y la sorpresa que cada filme nos da.
Afortunadamente, la tecnología ha hecho que podamos vivir, al menos por unos minutos, la magia de ser parte de varios universos en Universal Studios de Hollywood: El de Harry Potter, La Momia, Transformers, King Kong, Jurassic World, Los Simpson, Fast & Furious, Kung Fu Panda, The Secret Life Of Pets, Tiburón y hasta los Minions. Muchos de ellos, con roller coaster que te hacen gritar de emoción.
El lugar se encuentra en medio de donde ocurre todo lo relacionado con la industria del cine, las películas más distribuidas y taquilleras, por eso, entrar a este lugar es como ser parte, por unas horas, de toda la magia del cine. Obviamente tiene su costo, y es en dólares, pero es de esas experiencias que posiblemente vale la pena vivir por lo menos una vez en la vida. Desde la primera atracción, ya te explota la cabeza.
Subes a un camioncito que, tras un breve recorrido, te mete en un set gigantesco, tienes que ponerte unos lentes 3D al entrar y una vez adentro el camión comienza a zarandearse, te das cuenta que ya no estás más en un parque de atracciones sino en una selva, en un lugar desconocido, y en medio de dos seres gigantescos que sostienen una pelea: por un lado King Kong y por otro un T-Rex.
La pelea es tal que el auto va de un lado a otro, que sientes como golpeas con uno y con otro, sientes en la cara no sólo sus alientos, sino que te escupen en la cara, pasan sus miradas frente a ti y sientes que si mueves un poquito la mano puedes tocarlos. La taquicardia y la emoción te hacen sentir que sí, que por esos segundos estás disfrutando más que los actores, porque tú no tienes que aprenderte ninguna línea ni pensar en las cámaras ni demás, tú solamente eres quien se espanta, disfruta y siente que va a caer al vacío en medio de dos seres gigantescos que hasta hace poco, solamente estaban en las salas de cine.
Tal vez, una de las atracciones más disfrutables -claro, esto depende de tus películas favoritas- es la de Harry Potter. Qué impresión y qué adrenalina la que puedes sentir en unos minutitos en los que, sentada y con las protecciones necesarias, apareces huyendo de dementores que se acercan a ti, que suben y bajan, que parece que van a alcanzarte, tocarte, y de pronto, ya estás en medio de un partido de Quidditch, a bordo de una escoba que manejas con una agilidad que ni la de el mismo Harry, e incluso, cruzas miradas con los actores, te ven, te piden tu ayuda, y al final, triunfante, le ves a todos agradecerte, despedirte en la escuela de Magia y Hechicería.
Actualmente, Universal Studios se encuentra preparando el Mundo de Mario para estrenarlo posiblemente este o el próximo año, otra atracción que, sin duda, nos hará vivir en el mundo de uno de los videojuegos más queridos de todos los tiempos. De hecho, en las tiendas del lugar, de recuerditos y souvenirs, ya hay detalles de Mario, Yoshi y la Princesa Peach.
Al final del día, si no te toca con mucha gente, puedes disfrutar de la totalidad de las atracciones, incluso comer en un restaurante muy al estilo Harry Potter y tomarte una emblemática cerveza de mantequilla. Obvio puedes comprar un paquete VIP para hacer tu experiencia más ágil en tiempos, aunque lo cierto es que es de esas experiencias de vida que con o sin VIP, todos deberíamos experimentar al menos una vez en la vida.
