Había más de 40 puntos de diferencia con casi cuarto y medio por jugar, pero nadie quería moverse del majestuoso estadio AT&T. No era para menos.

El jueves por la noche, con la derrota de los 49ers de San Francisco ante los Titans de Tennessee, los Cowboys de Dallas aseguraron su boleto a los Playoffs por primera vez en tres años, pero lo de anoche en el Palacio de Cristal fue una de esas exhibiciones que quedan grabadas en las retinas… Y siembran terror en aquellos que sueñan representar a la Conferencia Nacional en el Super Bowl LVI, a efectuarse el 13 de febrero en Los Ángeles.

Histórica y despiadada paliza sobre Washington (56-14), con Dak Prescott como figura. Buena para asegurar el título de la División Este en la NFC.

El quarterback de los Cowboys (11-4) es el segundo en la historia de la NFL que en un mismo partido lanza pase de anotación a un receptor (Amari Cooper), un ala cerrada (Dalton Schultz), un corredor (Ezekiel Elliott) y un liniero ofensivo (Terence Steele).

Porque hubo tiempo de todo, hasta improvisar.

Todos en Dallas aportaron. El defensivo DeMarcus Lawrence devolvió una intercepción hasta las diagonales y Corey Clement bloqueó una patada de despeje de Washington (6-9), que también se tradujo en seis puntos.

Por primera vez en cinco años, los Cowboys han ganado 11 o más partidos en una campaña.

Eso explicó la emoción de Jerry Jones, propietario de la franquicia, en uno de los lujosos palcos del estadio.

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